DESÉRTICO Y SONROSADO AGUR
Navegando sobre el quisquilloso arenal del paradisiaco desierto asalmonado, a lo lejos atisbé un par de viajeros en camello, (como en aquel
fatídico fin de semana de su inesperada deserción) y de inmediato mis células
nerviosas hicieron sinapsis, permitiendo que unas caóticas reminiscencias revolotearan
por mi testa ♫…♪…Chau, chau adiós ♫…♪…quizás mañana estando lejos me arrepienta de este adiós ♫…♪… chau, chau amor♫…♪…que
la distancia nos separe y decida por los dos♫…♪… Chau, chau adiós♫…♪… (compositor: Raúl Abramzon) esa melodía entreverada con las polifacéticas
dunas, manosearon afectuosamente mi agotada corporeidad, desnudando por entero
mi memoria, mientras las imparables saetas del cronógrafo giraban sin cesar.
En lo alto, un archipiélago de coloridos
nubarrones, dispensaban al *sol en ocaso* un silencioso abur; trayendo a mi
mente una inoportuna sensación de melancolía (¿Dónde estará ella? esa mujer que
se robó mi corazón y se marchó aquel funesto crepúsculo dominical, ¿Quién le
estará susurrando al oído? ¿la volveré a tener en mis brazos? ¿por qué te
fuiste?).
La orfandad de mis días, es un caótico
aeropuerto donde aterrizan millares de pensamientos de abulia, haciéndome
tararear ♫…♪… no soy de aquí ♫…♪… ni soy de allá ♫…♪…
no tengo edad, ni porvenir♫…♪…
(compositor: Rodolfo Enrique Cabral) seguiré vagabundeando por la inclemente
realidad intentando hallar motivos para continuar.
JAIME AEDUARDO ARISTIZÁBAL ÁLVAREZ – COLOMBIA