*FANTASMAGÓRICO GALEÓN ENCALLADO*
El embrujado torrente que fluye por la superficie de tu epidermis, es mi
ruta propicia para llegar al mundo idealizado. El despertar entristecido de la bahía, es
el trampolín que proyecta mi alegría a los confines de Eolo, para luego planear
y acuatizar en un caótico mar esperando en busca de calma. El torrentoso deseo de deslizarme por los entornos
del conde Drácula, es el motor que enciende e impulsa mis paralizantes miedos. El
salubre afluente que corroe la metalizada caparazón, es el elixir para mis
descarriados deseos de volar por los dorados contornos de ella. Entre su ruinosa
conformación metalizada, germina desordenadamente un archipiélago de arvenses,
que se entretejen para dar hospedaje a un cardumen de seres alados, que
aterrizan momentos antes del ocaso. El faro de tu sonrisa, es el éxtasis que mis pensamientos utilizan para
endulzar mi ser interior. La capitanía de mi existir se ve afectada por tu
terrorífica ausencia. El moderno puerto disfruta a lo lejos el imponente
espectáculo natural del aterrizaje de los individuos alados y el escandaloso
trinar de los habitantes de los nidos. El arrecife de tu indiferencia, es un arsenal de recuerdos tristes que
debilita aún más mi deshidratado corazón cincuentero. Las albinas arenillas
de la ribera mediterránea, masajean mis deseos por regresar a deleitarme
sumergiendo mis manos en las aguas cálidas. Al concluir el azafranado crepúsculo, con sus alerones azabache navegan
mis tristezas a lo largo del oscuro empíreo. Mi amor por la vida, es el
timonel que dirige mi propósito por aguas turbulentas aguas del desánimo sin
dejarlas zozobrar. La
iracunda marea que golpea el deteriorado armazón, insufla vida al despoblado
litoral de mi existencia. Mis
traviesas anualidades acontecidas, van deshojando fantasiosos espectros,
dejando heridas mis entrañas. Los fantasmas de tus palabras son la piedra de
tropiezo para poder acuatizar en las playas de la felicidad.
*JAIME
EDUARDO ARISTIZÁBAL ÁLVAREZ – COLOMBIA*
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