jueves, 19 de noviembre de 2020

 




“DIFICIL DECISIÓN”

 Entre la tentadora y silenciosa penumbra nocturnal, cohabitan mágicos especímenes que tientan hermosamente a los incautos moradores, quienes desprevenidos sucumben en las tiernas y engañosas fauces del frenesí. Verdes con la esperanza de una felicidad esquiva, deambulan exaltados rumbo al no sé dónde, perseguidos por la roja y tentadora lujuria que pregona estruendosamente y sin recelo, ¡vivamos el momento, que la vida es corta! Soltándose en los calurosos y engañosos tentáculos de un falso eros, que los ínsita a recorrer las inseguras sendas de la lascivia, bordeando el precipicio de las pasiones, para después de unos irresponsables y apasionados instantes de concupiscencia quedar amarillos de la angustia por su proceder sin prevención.

Días después, cuando el anhelado periodo no llega, germinan las inquietudes ¿será o no será? analizando las opciones, ellas, atisban su lóbrego entorno sin hallar concomitancia alguna de quien hizo explotar su libido en aquel afrodisiaco momento.

 Estando en solitario con un aterrador y oscurecido panorama, la fémina con la valentía que brota de sus entrañas, decreta según sus creencias el futuro de ese nuevo ser que se gesta en su inocente e insegura matriz.

No soy nadie para juzgar esa difícil decisión, sólo agradezco a esas valientes damas quienes permiten brotar de sus vientres el esplendor de la vida.


                                                                                 Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez 


Sígueme en Facebook:  
@jaimegranescritor


lunes, 16 de noviembre de 2020

 



“LUNATICO VELERO”

Una gallarda, afrodisiaca y bonancible noche acompañada de la diosa Selene, se encontraba él sentado en su mecedora, sobre el antiquísimo y ya deteriorado grao de su fantasmagórica aldea, avizorando el horizonte donde se escuchaban las cálidas declamaciones de la más bella fracción lunar contrastando con la lóbrega noche. De pronto, con un beatífico singlar se entrecruzaron una lujosa goleta con la majestuosidad de la luna, engendrando la más bella efigie que cualquier embarcación ambicionaría. 

Él, observando tal majestuoso escenario inició con sus creativas neuronas una afrodisiaca travesía por las calmadas ondas de la enigmática bahía, él, con los ocelos aperturados en su máxima expresión, fantaseaba con permanecer junto a ella en esa embarcación que tenía como vela principal al majestuoso satélite. Pasaron uno a uno los interminables giros de las manecillas del cronógrafo y paso a paso el fragmento satelital desaparecía transitando por el empíreo ennegrecido, al otro lado majestuosamente aparecían los inéditos haces lumínicos del astro mayor. 

Al percibir el primer destello luminoso en sus ocelos ya agotados, él despertó de ese fantabuloso sueño recostado en la pendulante y multicolor mecedora dejando en silencio sus bulliciosos pensamientos, hasta la nueva aparición de la estilizada lumbrera nocturna.

                                                                                         Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


 Sígueme en Facebook:  

@jaimegranescritor


domingo, 8 de noviembre de 2020

 



“ANA MARIA Y SU NUEVO AMIGO”

 En el increíble reino de las historietas moraba una pequeña princesa que todos llamaban Ana María, era el orgullo de sus padres y abuelos por las maravillas actuaciones que hacía generándoles siempre una gigantesca satisfacción acompañada de unas enormes sonrisas. 

 Un inolvidable y soleado día, caminando distraídamente por el parque contemplando la bóveda celeste, Ana María, trastabilló con un conducto del alcantarillado que tenía su tapón entreabierto dejando ver su interior, al intentar ponerse en pie la bella niña cayó dentro del oscuro cilindro rodando varios metros hasta tocar fondo en el húmedo canal. El golpe adormeció a la pequeña que permaneció varios minutos inconsciente tendida cuál larga es; al pasar de algunos minutos la bella doncella despertó al sentir que alguien le tocaba sus manos. Al volver en sí, Ana María, con sus maravilladas pupilas logró ver a ese extraño y algo mágico ser que la despertó, era un pequeño hombrecito vestido de overol azul, camisa roja, gorra roja con una M estampada en su frente, sus manos cubiertas con guantes blancos y botas cafés.

 Con una agradable voz ronca le dijo: Hola, ¿Qué haces aquí en mi mundo? Ella aún atontada por el golpe contestó: ni idea, yo estaba en el parque mirando para el cielo donde las nubes en forma de animales me hablaban, y ahora estoy aquí. ¿Quién eres tú? Preguntó temblorosa Ana María.   

 El pequeño hombrecito con una sonrisa gigante como el elefante dijo: Bienvenida a mi mundo, eres mi invitada de honor. Te invito a conocer mi fantabuloso mundo donde podrás vivir extraordinarias aventuras recogiendo maravillosos frutos. ¿te animas?

Ana María, aún sin reconocer a su amable amigo accedió a la invitación de conocer su mundo y recoger los frutos del día. Minutos después estaban el misterioso amigo y Ana María saltando obstáculos recogieron monedas, deleitándose con los colores y los olores de unas flores, chupándose los dedos con el delicioso hongo que los hizo aumentar de tamaño para así poder combatir y vencer a un gigantesco dragón que les impedía ir al visitar a una disque princesa amiga de él. 

Faltando unos pocos obstáculos para llegar al edificio donde vivía la dichosa princesa, Ana María y su nuevo mejor amigo se miraron fijamente a los ojos y gritaron al unísono "Lo logramos" en ese preciso instante Ana María reconoció a su nuevo amigo gritando ¿Eres Mario Bross? Y fue en ese momento que despertó al sentir la suave carantoña y el tierno beso que su mamá le dio para que fuera a desayunar y salir rumbo a la escuela


Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


Sígueme en Facebook:  
@jaimegranescritor


miércoles, 4 de noviembre de 2020

 

“VINO”

Con mi crátera predilecta incompleta de un morapio colorado, divisaba el índigo celeste del empíreo desde el palco de mi habitáculo, mis ocelos se extraviaban cabalgando en el infinito dejando que los nubarrones tomaran inexplicables e inverosímiles estampas, mis reminiscencias revoloteaban como peligrosos abejorros por mi testa; la serranía opacada por el lustre solar procreaba espejismos con sus formidables formas femeninas, entretanto yo, inspiraba exquisitas marejadas de oxigeno atiborrando mis bronquios, ingería del cristalino cáliz diminutas buchadas de embriagador fluido evitando llegar a su hondón.

Transitaban despaciosamente las melancólicas manecillas del cronógrafo, mientras a lo lejos el monarca resplandeciente se escondía coquetamente detrás de la cordillera, dejando una tenue estela lumínica que se desboronaba serena con el mágico tic tac tic tac.

Aquí en el borde de mi balcón prosigue mi humanidad deseando tenerla frente a mí para dejar fluir mi más recóndito deseo absolutorio. Ella, a la distancia frente a la colosal cristalera de su lujosa buhardilla añora retornar a su cubil, de donde salió dejándose deslumbrar por aquel que amamanto su gran codicia.                                                              

Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez 


Sígueme en Facebook:  
@jaimegranescritor


    Monumentos R.A.B. en Medellín En aquel caluroso crepúsculo del último viernes de mayo, cuando Juanito les contó sobre sus tareas de fi...