“ANA MARIA Y SU NUEVO AMIGO”
En el increíble reino de las historietas moraba una
pequeña princesa que todos llamaban Ana María, era el orgullo de sus padres y
abuelos por las maravillas actuaciones que hacía generándoles siempre una
gigantesca satisfacción acompañada de unas enormes sonrisas.
Un inolvidable y soleado día,
caminando distraídamente por el parque contemplando la bóveda celeste, Ana
María, trastabilló con un conducto del alcantarillado que tenía su tapón
entreabierto dejando ver su interior, al intentar ponerse en pie la bella niña
cayó dentro del oscuro cilindro rodando varios metros hasta tocar fondo en el húmedo
canal. El golpe adormeció a la pequeña que permaneció varios minutos inconsciente
tendida cuál larga es; al pasar de algunos minutos la bella doncella despertó
al sentir que alguien le tocaba sus manos. Al volver en sí, Ana María, con sus
maravilladas pupilas logró ver a ese extraño y algo mágico ser que la despertó,
era un pequeño hombrecito vestido de overol azul, camisa roja, gorra roja con
una M estampada en su frente, sus manos cubiertas con guantes blancos y botas
cafés.
Con una agradable voz ronca le dijo:
Hola, ¿Qué haces aquí en mi mundo? Ella aún atontada por el golpe contestó: ni
idea, yo estaba en el parque mirando para el cielo donde las nubes en forma de
animales me hablaban, y ahora estoy aquí. ¿Quién eres tú? Preguntó temblorosa
Ana María.
El pequeño hombrecito con una sonrisa
gigante como el elefante dijo: Bienvenida a mi mundo, eres mi invitada de
honor. Te invito a conocer mi fantabuloso mundo donde podrás vivir
extraordinarias aventuras recogiendo maravillosos frutos. ¿te animas?
Ana María, aún sin reconocer a su
amable amigo accedió a la invitación de conocer su mundo y recoger los frutos
del día. Minutos después estaban el misterioso amigo y Ana María saltando obstáculos
recogieron monedas, deleitándose con los colores y los olores de unas flores, chupándose
los dedos con el delicioso hongo que los hizo aumentar de tamaño para así poder
combatir y vencer a un gigantesco dragón que les impedía ir al visitar a una disque
princesa amiga de él.
Faltando unos pocos obstáculos para llegar al edificio donde vivía la dichosa
princesa, Ana María y su nuevo mejor amigo se miraron fijamente a los ojos y
gritaron al unísono "Lo logramos" en ese preciso instante Ana María reconoció
a su nuevo amigo gritando ¿Eres Mario Bross? Y fue en ese momento que despertó
al sentir la suave carantoña y el tierno beso que su mamá le dio para que fuera
a desayunar y salir rumbo a la escuela.
Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez
Sígueme en Facebook:
@jaimegranescritor