lunes, 16 de noviembre de 2020

 



“LUNATICO VELERO”

Una gallarda, afrodisiaca y bonancible noche acompañada de la diosa Selene, se encontraba él sentado en su mecedora, sobre el antiquísimo y ya deteriorado grao de su fantasmagórica aldea, avizorando el horizonte donde se escuchaban las cálidas declamaciones de la más bella fracción lunar contrastando con la lóbrega noche. De pronto, con un beatífico singlar se entrecruzaron una lujosa goleta con la majestuosidad de la luna, engendrando la más bella efigie que cualquier embarcación ambicionaría. 

Él, observando tal majestuoso escenario inició con sus creativas neuronas una afrodisiaca travesía por las calmadas ondas de la enigmática bahía, él, con los ocelos aperturados en su máxima expresión, fantaseaba con permanecer junto a ella en esa embarcación que tenía como vela principal al majestuoso satélite. Pasaron uno a uno los interminables giros de las manecillas del cronógrafo y paso a paso el fragmento satelital desaparecía transitando por el empíreo ennegrecido, al otro lado majestuosamente aparecían los inéditos haces lumínicos del astro mayor. 

Al percibir el primer destello luminoso en sus ocelos ya agotados, él despertó de ese fantabuloso sueño recostado en la pendulante y multicolor mecedora dejando en silencio sus bulliciosos pensamientos, hasta la nueva aparición de la estilizada lumbrera nocturna.

                                                                                         Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


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1 comentario:

  1. Meditar en el silente espacio de activas neuronas no es más que comulgar con la mente que te dicta una Historia.

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