lunes, 30 de enero de 2023

 


PAISAJE

Avistando la ribera del ensordecedor afluente diáfano, se atisba el galano galopar del Peque Peque, batiéndose como un titán, para evitar naufragar en la peligrosa tranquilidad del cauce; que sin piedad despedaza la inmensidad de la selva; convirtiendo la espesura arbórea en un colosal laberinto acuático.  

La intrépida embarcación propulsada por un escandaloso rotor, acarrea en su rectilíneo y vigoroso espinazo, una terna de bronceados y encolerizados pobladores hambrientos, y con deseos de entregar a su parentela, el fruto de la extenuante pesca en las paradisiacas aguas del río amazonas, asegurando así su sustento básico.

La otra orilla, es testigo del encantador declive del rechoncho astro solitario, que se esconde lentamente mezclándose con un maremágnum de albinos cirrostratos, atiborrados picaronamente creando un estrambótico deleite para mis ocelos desprevenidos, que quisieran permanecer inmóviles disfrutando el majestuoso y encantador marco natural.

*Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez – Colombia*

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