DESÉRTICO PARAJE ESPECTRAL
En
un desteñido y roído ejemplar de una gaceta que data del día veinte, del mes de
julio, del año 1970, Fabián, un intrépido varón, de tres décadas de existencia,
amante de la noche, con ojos esmeraldados y una figura atractiva al sexo
opuesto, descifraba a paso de quelonio, la primicia que conmemoraba el primer
aniversario del aterrizaje del hombre en el satélite terrestre. (¡¡¡QUE
CHIMBA!!!! ¿Cómo fue posible que un ser humano pisara la tierra? Eso es de
gente muy inteligente) dobló el añoso diario y encaramó su mirada en el
ronrroneante satélite que cabalgaba en un lóbrego y solitario elíseo; se
acomodó en su iracundo y fragoroso escaño mecedor, y avivó la agonizante lumbre
de un habano, que lo escoltó hasta que sus tímpanos vibraron con la docena de
campanadas que brotaban de la ermita cercana.
En
un santiamén, cuando expiró el estruendo de la espadaña, las cuerdas vocales de
Fabián comenzaron a tremolar ♫…♪…Fumar es un placer ♫…♪… Genial, sensual. ♫…♪… Fumando espero♫…♪… Al hombre a quien yo quiero, ♫…♪… Tras los cristales ♫…♪…
De alegres ventanales.♫…♪… Mientras fumo ♫…♪… Mi vida no consumo♫…♪… Porque flotando el humo♫…♪… Me suelo adormecer... ♫…♪… (Canción: Fumando espero Compositores: Juan Viladomat Masan / Antonio José Gaya Gardus)
(Fabián ¿Qué te pasa? ¿Por qué lo estas recordando?
¿Todavía tu corazón no ha sanado? ¿Por qué entoné esa melodía?)
Antes de rayar el alba, el
estepario andurrial, se vio saturado de un arsenal de correveidile, deseando atisbar
el cuerpo inerte; para alimentar su sed de chisme. Desde esa madrugada los desalmados
insomnes de la villa, aseveran ver y escuchar entre las tinieblas el espectro
de Fabián, fumando su añejo habano.
*Jaime
Eduardo Aristizábal Álvarez – Colombia*
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