jueves, 26 de enero de 2023

 

DESÉRTICO PARAJE ESPECTRAL

En un desteñido y roído ejemplar de una gaceta que data del día veinte, del mes de julio, del año 1970, Fabián, un intrépido varón, de tres décadas de existencia, amante de la noche, con ojos esmeraldados y una figura atractiva al sexo opuesto, descifraba a paso de quelonio, la primicia que conmemoraba el primer aniversario del aterrizaje del hombre en el satélite terrestre. (¡¡¡QUE CHIMBA!!!! ¿Cómo fue posible que un ser humano pisara la tierra? Eso es de gente muy inteligente) dobló el añoso diario y encaramó su mirada en el ronrroneante satélite que cabalgaba en un lóbrego y solitario elíseo; se acomodó en su iracundo y fragoroso escaño mecedor, y avivó la agonizante lumbre de un habano, que lo escoltó hasta que sus tímpanos vibraron con la docena de campanadas que brotaban de la ermita cercana.

En un santiamén, cuando expiró el estruendo de la espadaña, las cuerdas vocales de Fabián comenzaron a tremolar Fumar es un placer Genial, sensual. Fumando espero Al hombre a quien yo quiero, Tras los cristales
De alegres ventanales.
Mientras fumo Mi vida no consumoPorque flotando el humoMe suelo adormecer... (Canción: Fumando espero Compositores: Juan Viladomat Masan / Antonio José Gaya Gardus) (Fabián ¿Qué te pasa? ¿Por qué lo estas recordando? ¿Todavía tu corazón no ha sanado? ¿Por qué entoné esa melodía?)

Antes de rayar el alba, el estepario andurrial, se vio saturado de un arsenal de correveidile, deseando atisbar el cuerpo inerte; para alimentar su sed de chisme. Desde esa madrugada los desalmados insomnes de la villa, aseveran ver y escuchar entre las tinieblas el espectro de Fabián, fumando su añejo habano.

*Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez – Colombia*

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