FÉRVIDA Y TEMPESTUOSA CONFLUENCIA AL ATARDECER
Habían
pasado ya tres quinquenios de íntegro destierro, en aquel inexpresivo y glacial
ocaso sideral; sin ni siquiera haberlo soñado, mientras vagabundeaba sin rumbo por
la arista más caótica del ombligo de la metrópoli, con su pantalón renegrido,
su barba bien perfilada, su camisa albina de manga corta, su cabello azabache
recién cortado, unos cíclopes deseos de vivir y volverla a ver (¡¡¡Que
delicia!!! volver a caminar por estas calles en las que nos amamos tanto ella y
yo) a lo lejos, con una ojeada desinteresada, captó la escandalosa silueta de
una seductora chica que, ipso facto, hurtó el enfoque de sus grisáceos ocelos;
la enloquecedora cadencia de su andar, ornamentada por un elegante y diminuto
atuendo escarlata, que dejaba a la vista las torneadas piernas color miel, su
frondosa y rubia cabellera suelta, volando por los aires y sus vivarachos ojos celeste
mirando al frente, congeló el archipiélago de sus neuronas impidiendo su esperada
reacción varonil. Ella, al verle, recibió el aterrizaje de emergencia de una
marejada de recuerdos, que paralizó su armonioso pasear (♫…♪…Regresa a mi ♫…♪…
quiéreme otra vez ♫…♪…borra el dolor que al irte me dio ♫…♪…cuando te separaste de mi ♫…♪…dime
que si ♫…♪…ya no quiero llorar. (canción: regresa a mí.
Compositor: Warren Diane Eve)
La
oscuridad cacareaba por los predios de Eolo, y amalgamándose con el cardumen de
podagras que se estrellaban con los incautos transeúntes, crearon un folletinesco
ambiente que los despertó; luego de unas escasas zancadas sus miradas de
fusionaron. El: ¡¡¡imposible!!! ¡No lo puedo creer! ¿eres tú? ELLA: sí, soy yo,
amore mío (huyó despavorida por miedo al compromiso) EL: ¿Dónde has estado todo
este tiempo? ¿Cuándo llegaste? ELLA: llegué hace unos días, te estaba buscando
sin saber dónde… justo ahora ¡aquí estas! Pellízcame para saber si estoy
despierta, EL: cuéntame que has hecho todos estos años, ELLA: te cuento, pero
acompañada de un trago, ¿aceptas? EL: eso, lo deseaba con locura, soy todo
tuyo, ¿A dónde quieres ir? ELLA: recuerdas ese sitio secreto donde… EL: no lo
digas, desde ese momento he anhelado volver a ese lugar, ELLA: ¿todavía existe?
EL: no lo sé, sin embargo, vamos, ELLA: estas igual, poco has cambiado
físicamente, EL: Gracias, en cambio tu estas más bella que nunca, mírate. [18
de febrero de 2022, el reloj marca las 22:45 de una noche fría sobre el valle
de aburra, sentado cómodamente en mi inédita escribanía, mirando por el
ventanal de mi aposento del noveno piso, veo como coquetean el viento y las
ramas altas del bosque de bambú frente a mis ojos.]
Recorridas
algunas manzanas de la urbe, en medio de la pegajosa lluvia y del canceroso
frio, arribaron emparamados a la indomable arista de la plazoleta donde
encontraron el negocio que buscaban y recordaban. EL: ¡mira! esta igual a como
lo recuerdo, parece que estuviera congelado en el tiempo, ELLA: ¡¡¡Que
impresión!!! está como la última vez, EL: ¡¡¡increíble!!! que todavía suene la
vieja vitrola, de donde salían nuestras melodías favoritas, ELLA: quiero
escuchar esa canción, ¿recuerdas cuál es? EL: Recuerdo cada palabra de nuestro
himno. Con unos deseos titánicos de continuar dialogando, él, se dirigió al octogenario
fonógrafo para introducir la moneda y elegir el número del acetato predilecto,
que al iniciar su iracundo girar saturó de emoción a los dos. ♫…♪…tanto tiempo disfrutamos de este amor ♫…♪…nuestras almas se acercaron, tanto así ♫…♪…que yo guardo tu sabor ♫…♪…pero
tu llevas también sabor a mi ♫…♪… (canción
Sabor a mí, autor Álvaro Carrillo)
ELLA: cada día suena mejor ese tema, ¿Qué vamos
a tomar? Yo quiero para comenzar un coctel ¿y tú? EL: ¿Recuerdas cómo se
llamaba lo que tomábamos? ELLA: recuerdo que nos gustaba mucho, y en su
compañía pasamos muy buenos momentos, MESERO: buenas noches, me llamo Darío, y
seré quien los atienda esta noche, EL: ni se imagina la emoción que tenemos de
estar aquí, nos encontramos después de más de quince años de no vernos, MESERO:
en esa época, mi padre era quien atendía el bar y con su memoria ha escrito
varios textos con las historias vividas desde su barra de licores, ELLA: esto
me esta emocionando aún más, el rostro de Don Julián lo recuerdo con gran
aprecio, ¿así es el nombre de tu padre cierto?
MESERO: El mismo que canta y baila, todavía. EL: ¿Don Julián todavía
vive? MESERO: ¡Claro! es más, mírenlo allá, en la barra compartiendo con los
clientes, EL: ¡¡¡Hijo de puta!!! esta igualito ELLA: ¿podemos ir a saludarlo?
MESERO: para él sería un gusto hablar con ustedes, vamos. Tan pronto los
entusiasmados clientes estuvieron frente al anciano, el silencio inundó el
lugar, generando una monstruosa expectativa en los alegres consumidores sobre
la reacción del viejo; pasada una terna de minutos, el órgano fonador de Don
Julián desembuchó con inmensa alegría los nombres completos y su apodo,
quedando ellos atónitos por la inmejorable memoria. ELLA: Don Julián buenas
noches, que alegría verlo todavía por estos lugares, ANCIANO: como olvidarse de
la pareja más recordada de mi vida y a la cual estaba buscando con demencial
deseo, EL: ¿para qué nos estaba buscando con tanto deseo? ANCIANO: porque
ustedes son la única pareja de la cual no he podido escribir nada y en mi
próximo libro me falta una bella historia ¿me supongo que será una bonita
historia? ELLA: ¿Qué le podemos decir Don Julián? Es una historia para no
creer, ANCIANO: vamos a mi oficina y me cuentan, yo invito a un vino que tengo
añejando desde hace más de tres quinquenios, EL: es increíble lo que estamos
viviendo, es precisamente ese tiempo (quince años) lo que dejamos de vernos, y
para nuestra sorpresa nos encontramos hoy en la esquina de arriba del parque,
ANCIANO: ¿Cómo así que su amor nunca se consumó? ¡No lo puedo creer! ¿Qué pasó?
ELLA: Es una larga historia que no vale la pena contar ahora. EL: lo importante
es que hoy, aquí y ahora estamos juntos ¿es verdad? ELLA: así es, eso es lo más
importante.
Cayeron un centenar de hojas del calendario y
don Julián por fin terminó de escribir la última historia de su postrera obra,
que salió al mercado justo el mismo día de sus exequias, convirtiéndose en un
bestseller. Ella y él se despidieron nuevamente y para siempre, al pasar por la
última puerta acompañando a su amigo rumbo a la eternidad. Hoy cada uno en su
solitario lecho, sueña con otro feliz encuentro que los recargue nuevamente de
deseos de vivir.
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