jueves, 11 de noviembre de 2021

 



RECUERDOS QUE TOCAN EL ALMA

Por allá a inicios de la década de los años cuarenta, un treinta y uno de enero, en el cafetero municipio de Neira, llegó a este mundo una pequeña niña, a hacer parte de una numerosa familia descendiente de migrantes alemanes, que llegaron huyendo de la persecución, y se asentaron en el paradisiaco y montañoso departamento de Caldas, en el ombligo de mi bello país, Colombia. Ella con su sobrenatural ternura, fue creciendo haciendo parte importante de su tradicional familia. Su espíritu sereno y conciliador, la llevó a robarse el corazón de todos los integrantes de la familia. Su juventud la paso en la sociedad de la ciudad de las puertas abiertas, como es llamada por sus habitantes la paradisiaca ciudad de Manizales.

Aquí escribiendo estas líneas, llegan a mi mente un cardumen de recuerdos de TATA, así era como la llamábamos de cariño. Ella, dueña de una agradable figura de contextura mediana, inteligencia natural, piel caucásica, elegantes peinados, vestía con elegancia, por sus poros brotaba amor puro, sus ojos claros reflejaban la pureza de su alma y de sus suaves manos surgían infinidad de postres para deleite de toda la familia. 

Para iniciar, recuerdo esas jornadas en las que cariñosamente nos daba la comida cuando éramos unos niños, inventándose historias para que nosotros aceptáramos con agrado los alimentos. A medida que voy escribiendo continúan aterrizando en mi cabeza, gratos recuerdos de los momentos vividos con ella. Vienen a mi mente algunas trascendentales preguntas como ¿Por qué una persona tan especial no pudo formar una familia? La respuesta a este interrogante me hace viajar en el tiempo a mi casa en Bogotá, donde compartimos algunos momentos con el único novio que le conocí, que esta es la hora que no sé por qué se fue para nunca volver. 

Con muy especial afecto recuerdo como si hubiese sido ayer, ese mueble de fina madera, donde permanecía guardado aquel maletín de rayas rojas y negras, donde empacábamos los vestidos de baño, para ir a la piscina del club Manizales, ese era uno de los planes más divertidos que hacíamos durante esos días.

Con el pasar de los minutos, siguen llegando a mi mente un centenar de recuerdos de esa encantadora mujer, que con su elegancia y delicadeza dejó una profunda huella amorosa y un colosal legado a la totalidad de su parentela. Ese legado para mí, ha sido motivo de inspiración y es el tema principal, de uno de mis cuentos favoritos. Algunas de LAS PALABRAS MÁGICAS como ella las llamaba, aún retumban en mi cabeza (Gracias, Por favor, Buenos (días, tardes o noches) Hasta luego, Con mucho gusto, Si claro, Por supuesto.)  ahora recuerdo también que, de su melodiosa voz salía siempre una palabra que todavía resuena en mi corazón cuando la recuerdo, esa palabra es: TESORO porque así era como nos decía a todos sus sobrinos.

¡¡Uff!! sus postres no podrían quedar en el olvido, en especial el de las tres leches, el que preparaba sin pereza y con el calor de sus manos impregnándole su toque de amor, para que nosotros nos deleitáramos y hasta nos chupáramos los dedos con al delicioso manjar.

Aquel día del mes de septiembre de 2004, en que se celebró en Colombia el día del amor y la amistad, rodeada de sus familiares y amigos se nos adelantó hacia la casa del padre, ya han pasado un poco más de tres quinquenios y todavía esa mujer maravillosa es motivo de gratos recuerdos para mí y toda mi familia. Gracias TATA por haber dejado en nuestras vidas tantas cosas lindas.

Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


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1 comentario:

  1. Que lindo homenaje a nuestra amada y recordada tía Tata. Se quedará por siempre en nuestros corazones. Su luz brillará siempre.

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