LA FLOR Y LA ABEJA
En un esplendoroso jardín colorido y perfumado, un día de primavera volaba
alegremente la traviesa Lola: una regordeta abejita en busca de su sabrosa
ración diaria. Al ver tantas flores suspiró diciendo: ¡este es un hermoso
vergel donde pasaré maravillosos días de flor en flor. Mientras volaba,
deleitando sus ojos, no sabía por dónde iniciar su suculenta recolección, preguntándose:
¿será que inicio por las flores rojas? ¿o por las blancas? ¿o será mejor por
las amarillas? ¡Ya sé!, ¡Iniciaré por las amarillas; parecen más apetitosas!
Después de volar unos instantes por el aire azulino del cielo, direccionó
su cuerpecito hacia una estridente trompetita amarilla. Entró de cabeza abriéndose
paso con sus ágiles patas: allí al fondo encontró su deseado manjar. Succionaba
con su habilidosa boca, todo el néctar que podía. De pronto escuchó una
vocecilla que la asustó.
Flor: ¡Hey, ¡qué haces! ¡Ji; ji; ji! ¡Me haces cosquillas!
¡Ji; ji; ji! ¿Quién eres? ¡Estás robándome! ¿Quién te dio permiso de tomar mi
néctar? ¡Ji; ji; ji! ¡Vete de aquí ya! Abeja: Tranquila, yo soy la abeja Lola
y sólo vengo a tomar un poco de tu polen para alimentarme y lo que queda en mis
patitas servirán de intercambio cuando visite otras amigas tuyas, Flor: ¿Intercambiar con amigas mías? ¿para
qué haces eso? Lola: ese es mi
propósito, mi destino, mi obligación: ayudarles a ustedes a convertirse en
frutas. Si no lo hago, no habría duraznos, ni peras, ni manzanos, ni naranjas,
ni uvas, ni melones, ni café…
Trompetita: ¡Ya! Por favor ¡Termina tu historia! Lola: el oficio de nosotras las abejas
es cargar y descargar polen de flor en flor para que días después salgan
deliciosos frutos. Flor: Creo que
entiendo. ¡Rápido, termina tu trabajo que me haces cosquillas; no puedo
aguantar más risa! Lola: ya terminé,
fue un placer tomar de tu delicioso polen. Trompetita:
¿Nos volveremos a ver? Lola: creo
que no. En mi próxima visita tú ya estarás transformada en un delicioso fruto y
yo entraré a otras flores. Flor: Me
encantó ayudarte a hacer tu trabajo, ¿será que yo también cumpliré mi
propósito? Abeja: ¡Por supuesto que
sí! Tu misión es producir polen, y después de nuestra visita convertirte en fruto.
En pocos días ambas veremos el resultado de nuestro cometido.
MORALEJA: Para cumplir nuestra misión en el mundo necesitamos la
ayuda de los demás; solos, jamás podríamos cumplirla. Ayuda y déjate ayudar
Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez
Excelente gracias Jaime lindo cuento .
ResponderEliminarBello cuento, en lenguaje tierno y sencillo, apto totalmente para los más chicos. Felicitaciones querido Jaime.
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