INCOMODO DESPERTAR
Eduardo, un joven y exitoso emprendedor, despertó una lluviosa mañana
magullado y asustado en la silla trasera de un deteriorado autobús
intermunicipal. "Inventores anónimos" así llama su empresa, la cual
está en plan de expansión promoviendo el lanzamiento de su ultimo y
revolucionario invento. A las siete treinta de la mañana sonó el detestable
sonsonete de su teléfono celular, avisándole la proximidad a la reunión con los
inversionistas internacionales. Mientras se incorporaba con un enorme dolor de
cabeza, estirando su maltrecha humanidad con lentos movimientos felinos, se dio
cuenta que estaba vestido con la misma ropa del día anterior; revisó sus
bolsillos donde encontró todas sus pertenencias en su sitio (documentos,
teléfono celular, llaves) descartando un atraco. Miró por la empañada y ruidosa
ventanilla, quedando atónito con el resultado de su observación. ¿Dónde estoy?
¡No puede ser! Estoy en Mompox, a setecientos sesenta y cinco kilómetros de mi
reunión. Yo debo estar en ese salón de reuniones en menos de 30 minutos ¿Dónde
está mi automóvil? ¿Dónde está mi motocicleta?
En las oficinas de "inventores anónimos" el corazón de los
inexpertos socios de Eduardo, palpitaban con taquicardia esperando la entrada
triunfal al salón de su socio fundador. Cuando faltaban cinco minutos para las
ocho de la mañana, hora de inicio del encuentro; entró una llamada que dejó
congelados a todos los asistentes; era El, para contarles a sus amigos la
situación en la que se encontraba. Sin encontrar palabras para explicar su
actual ubicación; Eduardo, pidió perdón a los asistentes mientras secaba con un
pañuelo las cataratas que brotaban por sus ojos, al saber que su oportunidad de
trascender en la industria internacional se desvanecía por la imprudencia de
alguien.
Muchos días después, la investigación de un posible complot arrojó sus
primeros resultados. Tras unas minuciosas pesquisas, las autoridades
concluyeron que los empresarios habían sido víctimas de sabotaje, tras revisar
un centenar de pruebas, algunas en video, otras en papel, donde se veía la mano
criminal de Alicia, la ambiciosa secretaria y amante furtiva de Eduardo, quien
no soportó la idea de que su mancebo la apartara de las decisiones importantes
de la empresa. Aquella noche, Alicia, utilizó todos sus encantos femeninos,
para luego de una extenuante jornada de trabajo, llevarlo a su afrodisiaco
tálamo, donde dejaron navegar en un océano de licor sus deseos más
concupiscentes. Luego de unas horas de excesos, lo condujo a la terminal de
transportes donde le compró un pasaje a Mompox.
En la actualidad, "inventores anónimos" continua su expansión
mundial creando tecnología para el bienestar de las personas. Alicia, paga una
condena por concierto para delinquir en una penitenciaria. Los inversionistas
internacionales al enterarse de los resultados de las investigaciones,
agendaron una nueva reunión para conocer el invento de Eduardo. La empresa sueño de esos atrevidos jóvenes,
se convirtió en la plataforma virtual donde los creativos de cualquier lugar
del mundo puede dar a conocer sus inventos. Eduardo, trabaja en su próxima
creación, dirigiendo su creciente emporio viviendo en Mompox, donde encontró el
lugar ideal para que su creatividad fluya sin contratiempos.
Jaime Eduardo Aristizábal Alvarez - Colombia
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