sábado, 4 de septiembre de 2021

 

LUNÁTICO RECUERDO

Frente a la insultante y helada belleza de aquel solitario glacial, por mi sentimental epidermis cabalgó un inusual cosquilleo, que hizo erguir todas, sin excepción, mis vellosidades corporales. Mis desconcertadas extremidades en el umbral permitido de lasitud, se mantuvieron en pie; los incandescentes ocelos se aperturaron maravillados ante el frio colorido de la cima nevada; por mis pabellones auditivos recorrían silenciosos vendavales que daban tranquilidad a mi recalentado ser.

La insolente noche crecía, permitiendo que la rechoncha esbeltez del satélite nocturnal, cabalgara elegantemente cual gacela, conquistando cada rincón de la imponente atmosfera, con su encantadora luminotecnia. Mi humanidad entera, cuasi congelada, conservaba la temperatura corpórea al filo de la hipotermia.

Justo cuando el agotador día llegaba a su fin, el punto más alto de la congelada cordillera se metamorfoseo, dejando ver acullá, el imponente y descomunal contorno de un lobezno aullante, con deseos de deglutirse el esbelto satélite.

Los recuerdos de esta inverosímil vivencia, aterrizan en mi mente, cada vez que el campo de juego de mi apasionada existencia, es recorrido y alumbrado por la exquisita pelota lunar.

Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


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