sábado, 4 de septiembre de 2021

 

CREPÚSCULO AZAFRANADO

Cuando sus descarados ocelos verdolagas, dejaron entrar la incandescencia de los iracundos tentáculos emanados por la estrella mayor. Su psiquis se preñó con un cardumen de apotegmas, que permitieron a su delirante imaginación, surcar imperturbable por el cítrico ocaso. Ya con sus cinco sentidos despabilados, se percató del suave singlar de un ingenuo velero, que a su paso heredaba al paradisiaco entorno unas tranquilas y delineadas ondas, abocetando con antonomasia un atrevido pentagrama, donde los intrépidos arroaces glosaban con extrema sapiencia, la universalidad de sus tonadas.

En el infinito y silencioso paisaje vespertino, las serenas aguas del melindroso mar reflejaban con opaca nitidez, un inimaginable espectáculo autóctono, donde los irreverentes altostratus acompañaban afectuosamente el decadente itinerario de la calurosa estrella; suscitando unas fantasmagóricas umbrías frente a los decadentes arrecifes que expiran en el augusto piélago.

Estando cloroformizada por tan espeluznante ángelus, su atezada epidermis manifestaba un escalofrío extrovertido. Poco después, al percatarse de la agreste carantoña de su bienquisto, su ensoñación cesó. 

*Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez – Colombia*

1 comentario:

  1. Maravilloso escrito, las figuras literarias lo hacen un rica y armónica obra de gran estética. Felicidades Jaime.

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