viernes, 16 de abril de 2021

 



RETORNO

Con su mirada celeste entristecida y su vientre virginal, permanecía Laura, oteando por el viejo ventanal de su morada, hacia el puerto de dónde una tarde de otoño partió su gran amor, en busca de su eterno sueño. 

Ella, en cada ocaso del astro rey, anhelaba el retorno de Francisco, recordando aquellos placenteros momentos de amor, vividos a bordo en la pequeña embarcación sobre el sereno oleaje de la bahía.

Un domingo en la tarde, dos mil ciento sesenta días después, Laura, advirtió desde su vidriera un extraño velero que se acercaba al embarcadero de su padre, y en el atisbó la figura de Francisco que ondeaba alegremente su gran triunfo, el diploma de la facultad de medicina. 

Desde aquel día Laura y Francisco permanecen en un eterno idilio del cual ya han germinado dos hermosos frutos. 

Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


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