Al caer la tarde, de un sábado de
picnic con las familias de mis amigos de colegio a la luz de una chimenea
ardiente y disfrutando unas copas de vino tinto, surgió el tema de los juguetes
con los que tuvimos los mejores momentos y los más grandes aprendizajes en nuestra
infancia. A Alberto con su formación de docente formuló la siguiente pregunta: - ¿Cuál fue el juguete con el
que mas aprendieron en su vida? –
Esa pregunta nos dejó a todos
en silencio por unos minutos hasta que Enrique rompió el silencio diciendo:
- el juguete con el que mas aprendí
en mi vida, fueron las canicas; ellas me enseñaron a ser arriesgado, a ahorrar, a
tener prudencia, a ganar, a perder y muchas otras cosas. Es por eso que todavía
conservo en mi baúl de los recuerdos algunas canicas de colores.
Ernesto, con una gran sonrisa
en sus labios dijo:
- Esto se esta poniendo bueno,
a mí el juguete que más me enseño fue el trompo, me enseñó a que la vida da muchas
vueltas y nunca sabemos donde vamos a terminar; me enseño también que tenemos
un hilo que nos une a las otras personas. Aprendí que, aunque somos de
diferentes materiales todos tenemos la misma función, ser felices.
- Que bonitos aprendizajes
dijo Elena. – para mi el juguete que más
me enseñó fue la muñeca de trapo que me regaló mi abuela en mi cumpleaños número
11, porque con ella podía soñar, podía bailar, me servía de almohada, me
obligaba a cambiar las voces de acuerdo al personaje que estuviera haciendo y
me ayudó a ser consciente que las apariencias engañan.
- Estoy sorprendido por lo que
estoy escuchado, dijo Efraín. – yo les cuento que el juguete que mas me enseño
fue el parqués que jugábamos en familia. Me enseñó a que la vida es un camino
donde tenemos que hacer pausas para analizar como seguir, además me enseñó a que
para alcanzar una meta debemos trabajar en equipo y que no todos podemos llegar
al mismo tiempo a la meta.
- Excelente, que buenos
aprendizajes nos dejaron los juguetes, dijo Ester. – para mi ese juguete fue mi
pelota de letras, me enseño que la belleza esta adentro de mi y no afuera, también
aprendí que no puedo agradarle a todas las personas de la misma manera, y que
podemos ser felices con lo poco que tenemos.
Emilio, con una gran carcajada
continuó diciendo:
- El juguete que más me enseñó
fue la cuerda, con la que saltábamos y disfrutábamos. Aprendí que con un juguete
tan simple podíamos jugar muchos niños sin necesidad de electricidad o alguna tecnología
rara. Además, aprendí que para disfrutar de algo solo tenemos que estar dispuestos.
- Que maravilla estar escuchando
estas historias, -dijo Estefanía – mi juguete maestro fue definitivamente mi
osito de peluche con quien aprendí la nobleza y la ternura, a estar disponible para
escuchar a otras personas y a esperar lo que fuera necesario para estar con el
ser amado.
- Que maravillas las que
estamos escuchando, dijo Esaú. - - les cuento que mi juguete maestro fue mi volqueta
de plástico con la que hacia los mandados de mi mamá, y me enseñó a recoger mi
desorden cuando terminaba de jugar, ya que me servía para recogerlos rápidamente
y sin tenerlos que cargarlos.
Cuando Esaú termino de hablar
todos dirigieron sus miradas hacia mí y sin decir ninguna palabra me motivaron
a hablar.
- para mi el juguete que más
me enseño fue mi triciclo. –
Elena, con mucha curiosidad preguntó: - ¿Eduardo que te enseño tu
triciclo? –
- les cuento que mi triciclo
me enseño tanto, que mientras los escuchaba a ustedes traía a mi mente esas
enseñanzas, y con el animo de no repetir lo que ustedes ya habían dicho me
quedaron varias cosas como: mi triciclo me enseñó que el servicio desinteresado
es una manea para llegar a la felicidad, también me enseño a no discriminar a otras
personas por lo que tienen; de la misma manera dejó en mi cabeza que nuestro
mayor tesoro esta dentro y no afuera de nuestro ser. además me enseñó a no
dejarme utilizar por los demás.
Esteban, el hijo de Esaú, que
estuvo en silencio mientras los mayores hablaban pidió la palabra y dijo:
- Estoy sorprendido por lo que
han dicho ustedes, mi mayor aprendizaje hoy escuchándolos es que los juguetes son
unos instrumentos que nos enseñan mucho y no podemos dejar que nos aíslen de
nuestros amigos y familiares.
Todos al escuchar las palabras
de Esteban, quedaron sorprendidos de las enseñanzas tan hermosas que dejaron en
sus vidas esos juguetes de infancia, y a petición de todos los hijos decidieron que
cada quince días destinarían unas horas para compartir en familia con esos
juguetes y así continuar aprendiendo de ellos.
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@jaimegranescritor
Que bella terapia. Creo es una muy sincera práctica de estar en familia, de recordar,de evocar hechos olvidados, de sentir que en el pasado proyectamos cosas que luego en el timponente no pudimos realizar, quizá sea el recuerdo el motivante para llevar a cabo un sueño que podemos hacer realidad.
ResponderEliminarGran remembranza. Gratitud con estas herramientas que acompañan nuestras vidas.
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