HISTORIA
# 16
EMOCIÓN
EXTREMA
Frente
al televisor viendo su canal favorito de deportes, Pachito, le pregunta a su
papá:
- Papi,
en tu época de niño, ¿cuál era tu deporte extremo?
Gabriel,
el padre, en unos minutos de silencio recordó sus aventuras de infancia, y le
respondió a su inquieto hijo, contándole:
En mis
años de infancia éramos unos niños muy felices, que jugábamos en la calle después
de hacer las tareas de la escuela, nos reuníamos frente a la tienda de doña Gladys
en donde comprábamos gaseosas y papitas fritas, y después hacíamos con tiza de
colores rayuelas, con las canicas jugábamos cuadro, y por los bordes de la acera
apostábamos carreras con los carritos de colección de esquina a esquina.
- Papi.
¿eso era lo más extremo que hacían? Preguntó burlándose el niño. –
- No te
burles de mí. dijo sonriente Gabriel. -
Espera
yo me acuerdo de otras cositas que hacíamos.
Ya me
acorde de algo extremo que hacíamos en esa época. Imagínate que con mis amigos
de cuadra le dábamos la vuelta al barrio tocando los timbres de las casas agachados
para que no nos vieran y poder salir a toda velocidad hasta llegar al punto de
partida donde ganaba el primero que llegara.
- Papi,
¿eso era todo? Preguntó el burletero niño. -
- Déjame terminar - - dijo Gabriel.-
De las
ultimas veces que hicimos esa travesura me quedó el más grande recuerdo del
regaño y el castigo que me dio tu abuelo.
- ¿Qué
hiciste? - - intrigado preguntó el niño.
Cuando
mis amiguitos propusieron jugar con los timbres, a mí se me ocurrió que en vez
timbrar con los dedos, timbráramos con una piedra para ver como quedaban los timbres.
- Uy papi,
eso sí estuvo mal hecho, con razón te castigaron. - - Interrumpió Pachito. –
Si hijo
eso estuvo mal hecho, y para mi desgracia la señora de la casa donde timbré con
la piedra era conocida de mi hermana y estaban asomada a la ventana y me vio
correr, ya te podrás imaginar que paso después.
En tono
sarcástico exclamó Pachito:
- Uy
papi, yo creía que tu habías sido juicioso como yo, pero hora veo que no fue así.
–
- Y entonces
¿de aventura extremas no te acuerdas? – preguntó el niño.
Déjame
yo pienso, es que a mi edad la memoria me falla por momentos.
Ya, ahora
sí, espero que esta si te convenza. -dijo Gabriel.
Mi barrio
quedaba en la parte baja de una gran montaña, de donde nos tirábamos por sus
empinadas calles en unos carros de madera que hacíamos con las tablas de las
cajas donde nuestros padres traían las frutas de la plaza de marcado, para las
ruedas conseguíamos en la ferretería del barrio unas balineras metálicas que
sonaban y chispeaban al tener contacto con el pavimento.
Para
que te hagas una idea de como eran los improvisados carros, el próximo sábado cuando
llegue al barrio Pepe el reciclador te fijas como es el carro en donde almacena
y transporta el material.
- Papi,
papi. ¿qué velocidad alcanzaban? - -preguntó emocionado Pachito
Con una
fuerte carcajada Gabriel respondió:
- No
te podría responder con exactitud por que en esa época no teníamos nada de tecnología
para hacerlo.
-Ah, qué
pesar - - exclamó con tristeza Pachito-
El padre
continuó diciendo: lo que si te puedo decir es que alcanzábamos mucha velocidad
y corríamos mucho peligro, por que la vía por donde bajábamos era una calle muy
transitada, y nos tocaba entre todos avisar cuando no venían carros para poder
bajar y disfrutar la sensación y sentir la adrenalina que se generaba al bajar.
- ¿Alguien
salió herido alguna vez? Preguntó Pachito inquieto.
- Gracias
a Dios, nadie salió herido de gravedad, respondió Gabriel. –
- Y te
cuento algo más. - - dijo Gabriel. - desde esa época, en una ciudad que se llama Manizales
en el eje cafetero de Colombia, cada año en las ferias que se celebran en el
mes de enero, se lleva a cabo un campeonato nacional de estos carros de
rodillos por sus empinadas calles.
- Hijo,
me acabo de acordar que la mama de un amigo que era artista, alguna vez nos pintó
en una técnica toda rara con la que ella hacia sus obras, a los cuatro más
amigos montados en un carro bajando por la calle, mañana me ayudas a buscar la fotografía
en el baúl de los recuerdos.
- Listo
papa, mañana buscamos la fotografía del deporte extremo de tu época.- - Respondió Pachito - levantándose del sofá rumbo
a la cocina en busca de comida para continuar viendo su canal de deportes
favorito.
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Lo dicho: Pobre juventud pobre!
ResponderEliminarTiempos maravillosos
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