ENCUENTRO VISERAL
Ese precoz sendero, por
el cual transito plácidamente entre la *naturaleza*
cada madrugada es, el detonante para que mis perspicaces neuronas engendren una
constelación de inverosímiles historias. Fue allí, ese caluroso lunes de
septiembre, mientras transitaba cabizbajo, con mis aceitunados ojos enfocados
en el desgastado sendero, cuando mis torpes pies tropezaron con una acorazonada
piedrecilla, que impedía el mariposeo de una inquieta *hoja*,
deseosa de navegar por los confines de Eolo. (¡qué bueno sería! tener alas para
estar planeando por el cielo volando sin dirección alguna, estar en otra dimensión
y olvidarse de esta) Cuando mi rustica y bronceada epidermis tocó la particular
roca, una melodiosa ventolina arrastró a la inquieta bráctea, haciéndola
navegar por los espesos aires de la vereda, hasta enmarañarse en mis testarudas
falanges como si fueran una tierna *mano de mujer*.
Al sentir la suavidad del volátil pétalo, (Que delicia esta caricia, nadie
jamás me ha tocado así de rico) reaccioné y la sujeté con nerviosismo,
percatándome del *corazón* que se formaba en el
centro de la exótica hojuela. (¿qué me pasara que estoy viendo corazones en
todas partes? ¿estaré todavía enamorado? quizás, quizás, quizás)
Esa
imagen turbó inmediatamente mi alborotada curiosidad, y enfoqué mis grisáceos
ojos hacia el centro de la apasionada silueta; cuando ese romántico contorno
fue el centro de mi atención, se fue metamorfoseando en un conducto que daba
entrada a otra dimensión. Minutos pasaron, y mi espíritu fisgón se despertó, inyectándome
una sobredosis de adrenalina a mis maltrechas entrañas que rumiaban y rumiaban ♫…♪… Tú,
quisiste estar allá ♫…♪… dijiste
que quizá, ese era tu destino ♫…♪… después que todo te fallo, ♫…♪… hoy
quieres regresar♫…♪… y ser
feliz conmigo ♫…♪… pero tú, no piensas que mi amor♫…♪… por siempre te olvido, y♫…♪… exiges mi
cariño♫…♪… de veras lo siento no podré♫…♪… Volverme a
enamorar ♫…♪…, de ti ya no es lo mismo ♫…♪…. (canción: Es demasiado tarde,
cantautora: Ana Gabriel) (¿Por qué estaré tarareando esa canción? ¿será que aún
no he sanado esa herida? ¿Cómo y cuándo lo sabré?)
Del
tuétano de la silueta en la hoja, brotaban unos cadenciosos cuchicheos que
inundaron de esplendor mis conductos auditivos (¿quién será el que emite esos
susurros? ¿será mi dulcinea? ¿será un fantasma? ¿será quien me despajará la
duda?) con mi curiosidad al cien por ciento, enfoqué mi mirada a lo profundo
del túnel, encontrándome con un liliputiense *ratón de
campo* con un gesto en su mirada que me hipnotizó ipso facto. Pasados
unos segundos, Yo: ¡Hola! ¿Quién eres tú? Ratón: Yo soy… quien te despejará
esas dudas que gluglutean en tu irreverente cabeza, Yo: ¿Qué? No entiendo,
¿Cómo sabes eso? Ratón: Despreocúpate y confía en mí, Yo: ¿Qué debo hacer
entonces? Ratón: Suelta ese resentimiento que no te deja brillar, déjalo ir que
todo en la vida es prestado, y tú lo estas reteniendo, Yo: eso es lo que he
querido desde ese día, pero no he sido capaz, Ratón: ¿recuerdas esta canción? ♫…♪…Yo me voy hasta el monte mañana
♫…♪… yo me voy a cortar leña verde, ♫…♪… para hacer una hoguera y en
ella♫…♪… y en ella echar a quemar tu
cariño♫…♪… recoger de ese amor las cenizas♫…♪… y después arrojarlas al viento♫…♪… y saber que no queda de ti♫…♪… que no queda de ti♫…♪… ni siquiera el recuerdo ♫…♪… (canción: Cenizas al viento, compositor José A. Morales) Yo: ¡Claro! es una de las preferidas de mi
padre, Ratón: Pues si es así, haz al pie de la letra lo que dice, y luego me
vuelves a buscar, Yo: si eso me va a servir, ahora mismo lo hago, Ratón: ten en
cuenta que te va a doler, Yo: me está doliendo así, y no quiero continuar en
este desierto, Ratón: aquí te espero.
Hasta el día de hoy 19 de julio de 2022, he
subido varias veces al monte y he disfrutado de frondosas hogueras, sin
embargo, nunca más he podido concluir la conversación con ese ratón que se
esconde en el corazón de esa hoja.
*Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez. – Colombia*
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