lunes, 20 de junio de 2022


 *PANORÁMICA DE ACCESO A MI TERRUÑO*

Cuando los desvergonzados y deteriorados neumáticos del autobús intermunicipal, suspendieron la marcha en lo más alto de las encumbradas montañas de la cordillera oriental de mi Colombia, (Ya casi llegamos, ¡Qué alegría! volver a ver a mis familiares, han pasado ya varios calendarios en ausencia) se abrió ante mis ojos, la majestuosa divisa del encantador valle donde germinó mi vida. De mis jubilosos ocelos brotó una catarata de cristalinas podagras, que rodaron por mis mejillas estrellándose estrepitosamente contra la cortinilla del automotor; y en mi mente aterrizó A lo lejos se ve, mi pueblo natal no veo la santa hora de estar allá se vienen a mi mente bellos recuerdosinfancia alegre que yo nunca olvidaré (compositor: Juancho Valencia, interpretada por grupo Niche) tema que erizó todas mis vellosidades y acelereró mi sistema cardiovascular. El gentil y experimentado timonel, dejó por unos instantes que nosotros disfrutásemos el extraordinario paisaje.   

El tiempo se congeló ante nuestras pupilas. En mi mente navegaron miles de reminiscencias, poniendo en marcha el radar que recorrió palmo a palmo todo el terreno. Después de una observación general, quise enfocar los lugares donde viví los mejores años de infancia. La erosionada colina coronada por la imponente cruz de Cristo Rey, ese misterioso otero donde tuvimos la primera experiencia espiritual, trajo a mi mente nadie te ama como yo pues nadie te ama como yo
Mira la cruz, esa es mi más grande prueba
nadie te ama como yo
… (Compositor y cantante: Martin Valverde) terminado el descenso del monte santo, mis recuerdos casi naufragan en las aguas serpenteantes del caudaloso *rio* (allí fue donde me dieron mi primer beso, ¡que delicia! ¿Dónde estará ella, esa coqueta quinceañera que se lo robó?) que fragmenta en varias zonas, separando geométricamente lo rural de lo urbano. El extraordinario nivel freático del valle fertiliza con abundancia los fértiles pastizales, alimentando con eficiencia los herbívoros productores de leche y carne.

Allá, al fondo de la vega navegan con hermosura las empedradas callejuelas por las que transitaron mis años mozos (¡Cómo has crecido pueblito mío! Ya ni te reconozco, caminaré por tus vías y saludando a tus moradores; ¡increíble! tu desarrollo, que lastima haberme perdido tal ingenioso desarrollo.) Luego de varias vueltas de las saetas del cronógrafo, comenzó el descenso de ingreso a mi patria chica, donde pasé unas inolvidables vacaciones que recordaré por siempre.

*Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez – Colombia* 

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