viernes, 16 de octubre de 2020

 



 "EL ADIOS”

Desde la brillante y exuberante vidriera del aeródromo internacional, de la ciudad con ambiente primaveral permanente, paso a paso la veía desaparecer meneando sus estilizadas y firmes formas femeninas, deslizando su afligido y exiguo equipaje, perdiéndose lentamente entre la algarabía de los majestuosos y multicolores tentáculos luminosos del crepúsculo, rumbo a la feroz boca del funesto pasadizo que la alejaría de sus zopencas garras, las cuales nunca supieron despertar su exuberante manantial de pasiones; Ya cuando su figura fue ingerida por la intimidante aeronave, de sus ocelos marrón brotaron dos fulgurantes perlas que rodaron sigilosamente por sus pómulos hasta desembocar en la faltriquera de su albo blusón.

Ella, ya asegurada en el sillín 4C de la aeronave, de sus luceros grises manan sollozantes diamantes acuosos, mientras recuerda cómo por un imprudente y apresurado dictamen ya han transcurrido inexplicablemente sus mejores años, despilfarrados con tan execrable compañía. Por su memoria galopan aterradores recuerdos de su triste coexistencia, suspira al recordar cuando lo veía comparecer con su flácida y fofa figura exigiendo descomedidamente su habitual y aburrido tentempié; cada ocaso del rey del firmamento, sin falta, la buscaba desordenada y torpemente para saciar sus más desaforados y mundanos placeres, dejando instantes después, sus pegajosos fluidos corporales y su agotado aliento esparcidos en sus delicados, bien proporcionados e insatisfechos 180 centímetros de talla.  

De regreso a su morada, el, refunfuña por haberle permitido hender las batientes del hogar, en este instante solamente anhela que ese asueto pase presuroso para volver a su insípida rutina, junto a quien, según él, es el amor de su vida.  

Ella, recostada en la jamuga aeronáutica fantasea con jamás retornar, agradece a su creador por impedir que sus óvulos fuesen fecundados por los gametos de su aborrecible carcelero por sus mejores primaveras. Por los siete quinquenios de existencia cabalgan los deseos de engendrar y encontrar la ventura que le fue robada dos decenios atrás.

Años han pasado, y él continúa fantaseando cómo será el feliz reencuentro con su compañera, aun sigue habitando el mismo humilde e insípido nido de donde ella partió, con desespero alzando el vuelo sin dejar vestigio alguno.  


Jaime Eduardo Aristizábal Álvarez


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1 comentario:

  1. Bella y admirable historia. Miro siete palabras poco usadas y son, ocelos, albo, asueto, faltriquera, gametos, jamuga, hender. ...

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