HISTORIA
# 10
DÍAS
DE LLUVIA.
En los
días aquellos donde la sociedad del siglo XXI debió quedarse encerrada en casa
para combatir el efecto adverso que un microscópico ser estaba ocasionando en
miles de personas, Elena, cada tarde al terminar
su jornada laboral de tele trabajo, en la soledad de su apartamento de soltera, se
dirigía a la cocina a prepararse un espumoso chocolate que acompañaría de un croissant
de jamón y queso que le serviría de
merienda, porque no quería comer en exceso y subir de peso por la vida sedentaria
que estaba llevando durante el encierro.
Mientras
la bebida llegaba a la temperatura adecuada para su gusto, Elena, calentaba en el
horno el pan y sacaba de la despensa ese recipiente colorado donde serviría la
bebida, que era el único recuerdo bonito que le había dejado su última relación
sentimental.
Al servir
su bebida favorita, Elena, se disponía a ver las solitarias calles desde la
ventana de la cocina, esa rutina se repitió desde el primer día de la
cuarentena hasta ese jueves lluvioso que marcó su vida para siempre.
Esa tarde
de lluvia, Elena viviendo su rutina diaria, escuchó el timbre de la puerta del apartamento
y se extrañó muchísimo porque en la ciudad no tenia a nadie conocido que
pudiera tocar a su puerta, muy asustada miró por el ojo mágico de la puerta y
al otro lado vio a un hombre que tocaba con mucha angustia, asombrada
abrió e inmediatamente sus ojos se fundieron en una mirada de amor haciendo
automáticamente clic, y sin modular palabra pasaron algunos minutos hasta que
ella reaccionó y le preguntó:
¿qué necesitas?
-
- él muy
amablemente se presentó diciendo:
- me
llamo Fabian y soy el vecino del 505 – Con tono de vergüenza, continuó diciendo:
- ¿tan amable me puede regalar un poco de café?- porque se le había terminado y
no podía salir a comprar por la restricción.
Elena,
todavía con algo de susto, pero con sus ojos brillando, le dijo a su vecino que
ella con mucho gusto lo invitaba a ese café que con tantas ganas le estaba
solicitando.
Y desde
ese preciso momento, Elena espera cada tarde con ansias escuchar el sonido del
timbre, para compartir ese café con Fabian, el regalo que le trajo la cuarentena.
Cupido
pudo utilizar esa cuarentena obligatoria como pretexto para entrelazar con sus
flechas amorosas a miles de almas solitarias, el tiempo dirá si esas excusas le
sirvieron a cupido para hacerle el milagrito a más de uno.
Amanecerá y veremos
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@jaimegranescritor

Jajajaja. Esta cuarentena para muchos ha sido una bendición del cielo.... Leyendo en clave de fe, en clave de Dios.... Nos ha abierto las mejores puertas, las del corazón!
ResponderEliminarSuper interesante
EliminarSuper interesante
EliminarOjala en esra cuarentena se puedan encontrar muchas Helena y fabuanes para los corazones solitarios encuenteen compañia
ResponderEliminarCómo quisiera que la suerte de Elena también me hubiera acompañado...
ResponderEliminarCómo? Pero,... dónde está mi Melena?
ResponderEliminarGracias Jaime por tu aporte a hacer mas llevaderos estos días de cuarentena responsable!
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