miércoles, 6 de mayo de 2020




HISTORIA # 20

CAFETAL ADENTRO 


Celeste, una joven e inquieta aventurera arribó a Filandia Quindío, el primer domingo del mes de septiembre, justo al comienzo de la cosecha de café queriendo aprender a recolectar ese grano del que tanto había oído hablar en la radio y en la televisión.

Cuando Celeste, pisó suelo de la zona cafetera inmediatamente se enamoró de su paisaje, y todos sus cinco sentidos comenzaron a ver ejemplares masculinos que llamaron poderosamente su atención por su porte, su elegancia y su divertido acento al hablar.  

Ese domingo estaba el pueblo en día de mercado, y el desfile de recuas de mulas, camiones y gente, sorprendió gratamente a Celeste que pensó que esa aventura cafetera seria inolvidable para ella.

La joven camino alrededor de la plaza principal del pueblo buscando donde era la compraventa de café, porque a ella le contaron que donde compran y venden café es también el punto donde contratan a los recolectores para la cosecha.

Después de varios minutos dándole de comer al ojo, Celeste, vio el aviso que necesitaba para cumplir su meta.

El aviso decía: “Se necesitan recolectores con o sin experiencia”

Al ver ese aviso, Celeste, con un fuerte suspiro tocó la puerta del negocio que se abrió automáticamente y de adentro alguien dijo:

- siga bien pueda, ¿en qué le podemos colaborar? –

Celeste, sorprendida por la amabilidad entró al negocio y dijo:

- Yo estoy buscando trabajo de recolectora. –

- Maravilloso, ha llegado al lugar indicado - - dijo una voz masculina. - 

- ¿Cuándo puede empezar? - Preguntó la voz-

- inmediatamente - - respondió feliz Celeste –

- Excelente, continuó diciendo la voz - entonces vaya y súbase a ese Jepp rojo que está en la esquina, y si alguien le pregunta algo, dígale que usted va para la finca la Palmera.

Celeste, con una emisión gigante caminó hasta la esquina, y vio el campero rojo donde se subió en la parte delantera; cuando el campero se llenó el conductor saludo diciendo:

- Bienvenidos a la hacienda la Palmera, donde trabajaran fuertemente por estos meses de cosecha. Diciendo esto arrancó el automotor rumbo a la hacienda.

Tras varias horas de recorrido por una carretera destapada y en medio de una nube de polvo por fin llegaron a la hacienda., donde los estaban esperando para comenzar a trabajar.

Después de acomodar las pocas pertenencias en los dormitorios comunales, Celeste y todos los que habían llegado en el Jepp regresaron al patio para recibir instrucciones.

Estando en el patio principal de la hacienda, los nuevos trabajadores sintieron un grito que los asustó; Celeste, de inmediato reconoció esa voz, era la que en el pueblo amablemente la había contratado, al voltear sus ojos quedaron paralizados ante la corpulencia de aquel hombre y la brillantez de sus ojos verdes que hacían un bello contraste con su piel canela.

Celeste, y las mujeres comenzaron a trabajar haciendo el aseo en el beneficiadero principal, mientras que los hombres iniciaron la recolección del grano maduro.

Al caer la noche, a la hora de la comida, a Celeste le tocó sentarse justo al lado del jefe que muy amablemente le dio la bienvenida. Ella temblorosa aceptó con una tímida sonrisa. 

Al cantar del gallo, Celeste, ya estaba en pie lista con su atuendo cómodo para comenzar la jornada de trabajo, salió al patio principal a esperar a sus compañeros; mientras esperaba sus ojos pasaron por cada rincón de la hacienda identificando los lugares más importantes como el baño, el comedor, la oficina del patrón; en ese recorrido por las instalaciones los ojos de celeste se cruzaron con el verde esmeralda de los ojos de su jefe generando una sonrisa coqueta entre ellos.

Cuando el reloj marcó las 6:00 am. sonó una campana dando aviso del comienzo de la jornada. Las mujeres comenzaron con el aseo y luego tomaron sus canastas y fueron rumbo al cafetal a iniciar la recolección del grano maduro.

Minutos antes del mediodía, con un sol radiante en los más alto del cielo, Celeste se sintió agotada y se sentó a descansar en un tronco caído en medio del cafetal para hidratarse con una cantimplora llena de agua de panela que cargaba en su cintura.

Justo a las 12:00, Celeste, vio cómo se abrió la tierra del cafetal formando un pequeño túnel del que salía un agradable olor a café fresco, ese túnel inquietó a la curiosa chapolera haciéndole caminar hacia el y bajar las escalas en busca del origen del delicioso olor.

Al bajar unas 25 escalas, Celeste, encontró una ventana redonda que brillaba en medio de la oscuridad, al abrirla le dio paso a otra dimensión, donde todas las cosas eran de un gran tamaño, ella se sintió como una enanita al caminar por ese lugar.

Sorprendida y con los ojos bien abiertos, Celeste caminaba atenta mirando la belleza del lugar. La joven aventurera encontró al final del sendero una enorme cabaña de madera que por su tamaño debía ser de un gigante, además se dio cuenta que de ese lugar salía el agradable olor a café recién hecho.

Al acercarse a la enorme puerta, la chapolera escucho una voz grave que preguntaba:

- ¿quién anda ahí? –

Celeste contestó:

- me llamo Celeste y soy recolectora de café en la hacienda la Palmera. –

La voz volvió a preguntar:

- ¿Qué estas haciendo aquí? ¿quién te abrió la ventana?

A lo que Celeste contestó: - yo sólo estaba en medio del cafetal sentada en un tronco hidratándome, y de pronto se abrió la tierra formando un túnel por donde entré por curiosidad y aquí estoy.

-¿usted me puede decir donde estoy? -

De la cabaña salió un hombre de tres metros de altura, contestándole a la intrusa.

- Tranquila. estas en un lugar seguro. -  

Celeste, al ver ese enorme hombre recordó a su jefe en la hacienda que, aunque es mucho más bajo tiene los mismos rasgos de este hombre.

Ella, pregunto de nuevo: - ¿Quién es usted? –

El hombre sonriente contestó:

Soy el padre de ese hombre que te contrató en la hacienda la Palmera, y si estás aquí es porque le interesas como mujer, esa es la forma en que yo le puedo ayudar a elegir a la mujer que el elegirá como su esposa.

- ¿Qué? – gritó Celeste-

- así como lo escuchas – respondió sonriendo el enorme hombre –

- no puede ser -   - exclamó la joven –

Así no lo creas, ese hombre es mi hijo y por tradición familiar los hombres de mi familia tenemos en cuenta la opinión de nuestros padres en la elección de nuestra pareja.

- Celeste inquieta interrumpió diciendo:

- no entiendo, como un hombre de su estatura pueda tener un hijo de nuestra estatura.

- muy sencillo mi pequeña amiga, él es de mi estatura aquí en nuestra dimensión, y cada uno de nosotros al cambiar de dimensión tomamos el tamaño de los seres que allí habitan, es por eso que lo ves mas pequeño que yo.

- y en cuanto a que su hijo esta interesado en mi como mujer, eso lo debe hacer con todas mujeres que pasan por la hacienda.

- te equivocas - - interrumpió el hombre –

- En nuestra dimensión los hombres buscamos a nuestras mujeres con lupa, y pocas veces nos equivocamos al elegir nuestras esposas. –

- te cuento que yo también trabajé en la hacienda la Palmera, allí fue donde conocí a la mujer que me hizo eternamente feliz hasta el día de su partida y la que parió a mi único hijo, ese ser humano maravilloso que conociste en la hacienda, y que ahora está buscando la mujer que lo hará feliz por el resto de sus días.

Celeste, sin poder creer lo que había vivido regresó a la ventana para volver a la dimensión donde terminaría su jornada laboral, al traspasar la ventana y subir las 25 escalas se dio cuenta que en esta dimensión habían pasado solo 10 minutos.

Al terminar la jornada, Celeste, quiso disfrutar de los bellos atardeceres de la zona cafetera colombiana, por eso, buscó un lugar tranquilo donde asimilar lo que había vivido en su primer día de trabajo en esa maravillosa hacienda.

Para su sorpresa, estando divisando el cielo estrellado sintió unos pasos que se acercaban, volteó a mirar y vio iluminada con la luz de la luna la estampa del hombre con el que pasaría el resto de sus días tomando café en una gigante taza roja con puntos blancos. 



Sígueme en Facebook:  

@jaimegranescritor





En Instagram: @jaimegranescritor



1 comentario:

  1. El amor, extraño sentimiento donde florece un sentir que hace de lo extraño una historia de amor donde dos, toman café sin leche...

    ResponderEliminar

    Monumentos R.A.B. en Medellín En aquel caluroso crepúsculo del último viernes de mayo, cuando Juanito les contó sobre sus tareas de fi...